El puerto de Shanghái podría retomar su ritmo de trabajo luego del fin del encierro por el brote de Covid, mientras que en Europa la crisis energética se agrava como consecuencia de las medidas rusas.

Hébert Dell’Onte | Shanghái parece haber superado la ola de contagios de Covid-19 y las fuertes limitaciones impuestas por el Gobierno chino a la circulación de las personas comienzan a descomprimirse. La noticia debería ser sanitaria, pero para el mundo es fundamentalmente económica dado que los contagios y las restricciones en el movimiento causó estragos en el funcionamiento de la ciudad y del principal puerto chino -por lo tanto del mundo-, generando atascos de buques de todas las banderas y procedencias. Es atasco seguirá por un tiempo, pero al menos las fichas comenzaron a moverse.

“Es el momento que esperábamos desde hace mucho tiempo”, expresó el gobierno municipal de Shanghái en las redes sociales. Víctor Escribano, periodista corresponsal en Shanghái se limitó a poner una foto suya con la “V” de la victoria y la palabra “Libres” con varias “i” y varias “e”, y su crónica para El Heraldo (España) comenzó: “La gran mayoría de los 25 millones de habitantes de la metrópolis oriental china de Shanghái regresó hoy a sus calles después de que las autoridades pusieran fin a más de dos meses de un estricto confinamiento impuesto para atajar su peor rebrote de Covid”.

La noticia de la apertura el 1° de junio se había dado a conocer unos días antes y las últimas horas los ciudadanos habían celebrado la buena nueva con fuegos artificiales, también se reportan brindis con champán, dicen algunas crónicas.

El 1° de junio las calles que durante tanto tiempo estuvieron vacías, se llenaron de personas y vehículos. Sin embargo, sólo el 90% de la población tiene autorización de salir y cumpliendo muchas condiciones. El otro 10% restante es el que vive en zonas con casos activos.

Desde el punto de los comercios, el aforo se mantiene y rubros como el cine o museos permanecerán con las puertas cerradas por un tiempo más.

La noticia es buena para el mundo. Hoy somos todos chinodependientes, y todo lo que sucede en ese país nos afecta, incluso a nosotros, un pequeño país a miles de kilómetros de distancia.

Las empresas navieras, los exportadores y los importadores de todo el mundo miran ahora cómo el desconfinamiento comienza a movilizar las actividades del puerto el puerto.

EUROPA Y LA AMENAZA DEL APAGÓN ENERGÉTICO.

A pesar de esa chinodependiencia global, es necesario mirar hacia otras realidades del mundo, que no son para nada buenas.

El 31 de mayo se conoció que Gazprom cortó completamente el gas a la danesa Orsted y a Shell Europe porque estas compañías se han negado a pagar en rublos como exige Moscú. Además, Alemania instó a su población a acopiar alimentos por una posible crisis de suministros, así lo informaron medios internacionales citando fuentes oficiales.

El comunicado de Gazprom indica que el corte de gas a Orsted y a Shell Energy Europe es “por completo”.  Orsted es danesa y Shell Energy Europe suministra gas a Alemania.

Gazprom es la mayor empresa gasística rusa, y ya ha tomado decisiones similares con Bulgaria, Finlandia, Polonia y Países Bajos.

Como se ve, la emergencia global ya no solo será alimentaria, también energética, aunque esta última afectará fundamentalmente a los países europeos.

El gobierno alemán -téngase en cuenta que Alemania ha tenido un desempeño clave como motor de la economía de la Unión Europea y ya no cuenta con el liderazgo de Ángela Merkel- advirtió a sus ciudadanos sobre la necesidad de acopiar agua y alimentos.

Se teme que la escasez de energía afecte a los comercios más básicos como los supermercados, y en los hogares las heladeras podrían dejar de funcionar. Autoridades de Gobierno aclararon que el objetivo no es acumular sino hacer compras para aprovisionar, esto es una o dos unidades más, de tal forma de que no se genere escasez porque unos pocos se guardan todo en sus casas, como sucedió cuando inició la pandemia que faltaron productos como papel higiénico. El panorama global continúa caótico y no hay señales claras de que eso vaya a cambiar, sino lo contrario, avanzamos hacia escenarios dantescos que ninguno de nosotros tenía en mente hace unos pocos meses atrás, pero como dijo Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, la diplomacia es una pieza clave y ella podría poner fin a la guerra.

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