Uruguay necesita de movimientos que sin aspirar a cargos políticos sean capaces de mostrar a la sociedad que hay alternativas.

Hébert Dell’Onte | Uruguay no necesita más partidos políticos. Lo digo pensando en la eventualidad de que Un Solo Uruguay finalmente resuelva dar ese paso y convertirse en uno más. Somos los mismos 3 millones y algo de siempre, y tenemos siete partidos con representación parlamentaria más algunos cuyos votos no fueron suficientes para ocupar una banca, pero están ahí y desde el llano con sus dirigentes y militantes también cumplen su función social y política.

Lo que Uruguay necesita son movimientos sociales que formen opinión. Y eso Un Solo Uruguay lo ha desarrollado espléndidamente. “Sin lograr los resultados esperados”, me dirán. Puede ser, pero está claro que en su amplia franja de actuación sus aportes son muy valederos y oportunos.

No debe perderse de vista que el movimiento Un Solo Uruguay es grande y moviliza tanto porque dese sus filas organizativas hasta los simple simpatizantes se incluyen personas de todo el país, de todas las edades, de todas las actividades y de todas las opciones partidarias existentes. Blancos, colorados, cabildantes y hasta frentistas se suman a sus posiciones con mayor o menor entusiasmo según el tema en cuestión. De ninguna manera es la política lo que los unifica, sino el asumir postura sobre diferentes asuntos puntuales. Esos asuntos que todos sentimos como propios y que nos afectan en el diario vivir.

No tengan duda que el día que pasen a ser un partido político esa unidad se quiebra porque lo que moldea un movimiento como este no vale para otras formas de acción, como la partidaria.

Todo es política, pero no todo es partidario, y sí se puede cumplir un rol de peso desde ámbitos no partidarios y por fuera de los compromisos que la política implica. Uruguay y el mundo tienen ejemplos claros de instituciones capaces de incidir en los temas más relevantes, ¿por qué no podría hacerlo Un Solo Uruguay desde el lugar que ahora ocupa?

Tal vez lo correcto es evolucionar a una forma de asociación o federación, no se cual puede ser el marco más adecuado, pero el partidismo sin duda no lo es.

Uruguay necesita de movimientos que sin aspirar a cargos políticos -este es otro tema de análisis, no es posible la política partidaria si no se llega a cargos para aplicar esa política- sean capaces de mostrar a la sociedad que hay alternativas. No necesitamos un partido político más, necesitamos un movimiento que ejerza una acción de opinión pública, exhibiendo y explicando sus posiciones, y si es necesario traccionando con acciones, siempre desde la libertad responsable, como Un Solo Uruguay ha demostrado saber hacerlo.

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