Mientras el mundo se asoma a lo que puede ser una guerra de proporciones enormes, en Uruguay seguimos lidiando con nuestros propios desafíos.

Horacio Jaume | Cualquier cosa que uno quiera o pretenda analizar va a tener como fondo los tambores de guerra.  Era difícil imaginar una situación como la actual. El solo hecho de poder estar enfrentados a una tercera guerra mundial cuesta creer. ¿Será capaz el hombre de tal burrada, de tanta insensatez, de destruirse a sí mismo?

La verdad que no ofrecemos ninguna seguridad para que esto no acontezca. Que Dios no permita tal barbaridad.

Mientras tanto, en este rincón del mundo, nosotros lidiamos con nuestros problemas.

En primer lugar, estamos enfrentados a un referéndum el cual se tendría que limitar a una ley que el Gobierno consideró fundamental para su administración, y que si bien fue apoyada por la mayoría, la oposición logró mediante firmas poner parte de la misma en la consideración popular.

Hasta ahí no habría mayores novedades. El problema es que en lugar de discutir la ley, el referéndum se convirtió en unas elecciones anticipadas sin argumentos contra una la ley que no han traído problemas y que hace dos años que están en vigencia.

Los que han perdido fuerza son los sindicatos, y estos dominados por el Partido Comunista, son los responsables de esta situación. El Frente Amplio perdió el poder político, hoy lo representa un sindicalista que hasta ayer actuaba como tal, lo mismo que el PIT-CNT que es presidido por alguien del mismo partido.

Con este marco nuestro país enfrenta un momento muy especial. Hemos sido prolijos, estamos bien considerados en los mercados y estos nos muestran sus mejores caras con muy buenos valores.

No todas las producciones están en condiciones de responder inmediatamente a esa demanda. La lechería ha dado muestras de esa capacidad y es de las más preparadas.

La agricultura en general tiene un buen parque de maquinarias y trabajando sobre tierras buenas logra buenos rendimientos, teniendo como futuro más inmediato lo que se refiere al puerto sobre el Tuacuarí que le permitiría aumentar y bastante su área de buenas tierras.

Otro caso es la ganadería. Si bien existe la tecnología para que crezca, su evolución ha sido más lenta. ¿Quizá por los valores?, puede ser.

La agricultura forrajera todavía no ha explotado, las reservas no son algo que se haga en todo el país, y sacar novillos de 450 a 500 kilos de 3 años exige esto.

¿Las condiciones están dadas?, ¿las herramientas existen?, ¿sabemos o no manejarlas?, esas son las preguntas a contestar, o si aceptamos o no el desafío. La carne ovina también espera su turno, y la lana fina logra muy buenos valores.

Imagen: Internet.

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