Si queremos que el país salga adelante es preciso que todos empujemos con la misma fuerza y el mismo empeño, paralizar las actividades portuarias genera pérdidas y costos invaluables de los que nadie se hace responsable.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Aún se sufren las consecuencias del último paro en la industria frigorífica cuando desde otro sindicato, el portuario, se vuelve a golpear al Uruguay productivo con la paralización de actividades.

La semana pasada fue la industria de la carne la que, en mediadas extremas (el paro de actividades siempre es una medida extrema), paralizó al sector causando pérdidas que algún economista deberá estimar para que tomemos conciencia de cuánto es el costo de ese tipo de acciones.

Un costo que no se limita a la duración del paro, pues aplican los efectos de propagación y residual. Propagación porque no se limita a la industria sino que como un dominó afecta a toda la cadena cárnica y áreas allegadas directa o indirectamente; y residual porque sus consecuencias negativas se extienden en el tiempo por un lapso no determinado.

MONTECON Y SUPRA CONTRA EL GOBIERNO.

Mientas aún analizamos las consecuencias de esa medida sindical, el miércoles 1° de diciembre el sindicalismo dio un nuevo golpe contra el Uruguay productivo, en esta oportunidad en el Puerto de Montevideo afectando, como hace unas semanas, el ingreso de buques que no pudieron descargar ni levantar contenedores.

Los trabajadores dijeron que la medida se toma en reacción por la rebaja de jornales asegurados en la empresa Montecon, y ésta aduce una caída de la actividad que la obliga a tomar esa medida. En noviembre Montecon perdió el 20% de la actividad.

El problema no es sólo laboral, también tiene ribetes políticos ya que la empresa responsabiliza al Gobierno al señar que esa menor actividad se debe al nuevo protocolo de atraque que prioriza a Terminal Cuenca del Plata TCP (Katoen Natie).

El Sindicato Único Portuario y Ramas Afines (Supra) está de acuerdo con la empresa. El secretario general de Supra, Álvaro Reinaldo, dijo que el tiempo les dio la razón, “siempre dijimos que 700 puestos de trabajo estaban en riesgo producto del acuerdo del Gobierno y Katoen Natie”, según publicó El País.

En ese contexto los trabajadores realizarán hoy una asamblea para analizar opciones y decidir qué medidas tomar. No se descarta el pasaje de empleados de Montecon a TCP.

PIERDE EL PAÍS.

No se trata de ir contra el sindicato, pero nuevamente el país -léase todos los ciudadanos- vuelve a perder por decisiones sindicales que claramente tienen un costo económico enorme, incluso para empresas y personas totalmente ajenas a lo que allí sucede.

En un momento de suma delicadeza del comercio internacional, y cuando el país comienza a retomar sus actividades y no se sabe por cuánto tiempo la pandemia nos dará tregua, se toma la decisión de paralizar el principal puerto que tenemos.

Los trabajadores saben que están en un lugar verdaderamente estratégico para el funcionamiento del país. Eso no es nuevo, históricamente ha sido así, por lo que cabe esperar de ellos mayor responsabilidad porque están cerrando nuestra principal ventana al mundo, por la que comercializamos con todo el mundo. Los países necesitan tener puertos dinámicos, abiertos al mundo. No puede ser que intereses de un sector muy minoritario de la población, por legítimos que sean, prevalezcan por sobre el general de todo el país.

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