Horacio Jaume – Alto, rubio, ojos claros, buen físico y en su habla arrastraba un inglés. Era el prototipo de a estampa del gringo, pero era más criollo que el mate. Antonio Jaume Eglenton, su madre inglesa que había pegado esas cosas diferentes, su padre un mallorquino muy pintoresco.

Tony se educó en el British y fue el primer uruguayo que viajó a Nueva Zelanda con Mc Mickan.

Según Charles Cat me dijo un día, era el mejor jugador de rugby que había visto en Uruguay.

Se casó con Serrana y se fue a vivir a Los Gauchos, una estancia a 1 km de Fraile Muerto.

Tuvo 5 hijos, más de una vez lo encontré con una caña enseñando el inglés a sus hijos, uno de ellos, Antonio, que es mi ahijado.

Buen amigo. Yo andaba por Treinta y Tres y la empresa en que trabajaba se disolvía cuando apareció Tony una tarde, hablamos de todo, y cuando se iba me separó y me dijo: “Si lo que necesitás es plata, contá con ella, pero no te apretes”.

El tiempo pasa, caminos diferentes, nos reíamos poco, pero siempre el mismo cariño.

El Tony, como lo conocían en Fraile Muerto, fue un hombre de nuestro agro, cabañero, la Romney supo de su capacidad, hizo tambo, agricultor, ganadero, trabajó con maquinaria agrícola y fue muy buen amigo de los amigos.

Un día se fue en el silencio de Melo, yo lo fui a despedir a una Misa que se hacía en la parroquia Stella Maris de Carrasco. Que haya paz en su tumba.

En la foto, homenaje de la Sociedad de Criadores de Romney a Tony Jaume, fotografía de Patricia Rojas publicada por El País el 10 de febrero de 2018.

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