Los recientes comentarios de una posible firma del acuerdo en noviembre son rechazados por el jefe de la diplomacia europea. Habrá que seguir esperando.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En las últimas horas y por la proximidad de la reunión del G20 (Cumbre del Grupo de los 20) que se realizará los días 18 y 19 de noviembre en Río de Janeiro, Brasil, se ha informado y escrito sobre la posibilidad de que se firme el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, tras 25 años de negociaciones.
Pedro Sánchez, el presidente español, fue uno de los que levantó el entusiasmo de los partidarios de un acuerdo comercial de tal envergadura. “Estamos muy cerca de cerrar ese acuerdo”, dijo, y su afirmación recorrió el mundo.
Por otro lado, y sumando a esa postura, desde Alemania se informó que el presidente argentino, Javier Milei, de visita en la potencia europea se reunió con el canciller Olaf Scholz y ambos habrían coincidido en que debe finalizarse rápidamente con el largo tramite de las negociaciones.
Mientras esas declaraciones optimistas recorrían esta parte del mundo, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo que el G20 no será el escenario para la firma del acuerdo y que el Mercosur y la Unión Europea “tendrán que esperar un poco más”.
Explicó que “las cosas van mejor, pero todavía no van lo bastante bien, no creo que ese sea el momento en el que se pueda alcanzar, un acuerdo definitivo” dijo en una entrevista que concedió a France 24, y añadió que algunos países europeos tienen “resistencias a llegar un acuerdo”.
Borrell sabe que por parte del Mercosur el acuerdo ya se habría firmado hace diez años, y que es el Viejo Continente el que pone reparos de forma constante. “La pelota está hoy en el terreno de los europeos porque por parte de los países latinoamericanos del Mercosur firmarían mañana”, comentó.
“Vamos a ver si conseguimos quizá para finales de año un acuerdo”, añadió, pero esta última expresión parece más una actitud de consuelo, o queriendo engañar a un niño con el dulce prometido y no entregado, que un análisis veraz de la realidad.
Ignacio Bartesaghi, especialista en asuntos internacionales, escribió en su cuenta de X @i_bartesaghi: “Un poco más … ¿serán 20 años más? Insoportable esta negociación que ha llevado a la pérdida de credibilidad de todas las partes”.
No se puede dejar de mencionar que Francia y el presidente Emmanuel Macrón es un factor que tiene mucho peso en su posición contraria a la firma.
Seguir estirando en el tiempo el acuerdo no solo quiebra con la credibilidad de las partes, como dijo Bartesaghi, sino que perjudica a ambos bloques y a los millones de ciudadanos que vivimos en ellos.
La UE culpó a Bolsonaro, cuando éste era presidente, por no ratificar el acuerdo con el Mercosur. Ahora con Luiz I. Lula da Silva al frente de Brasil desde el 1° de enero de 2023, todo sigue incambiado. Parece que Bolsonaro solo fue una excusa.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | ¿Cuál es la relación de la Unión Europea con los países de América Latina y el Caribe? El Parlamento Europeo publicó en sus “Fichas temáticas sobre la Unión Europea” una nota sobre las relaciones de ese bloque con esta parte del mundo.
Para los países del Mercosur, la Unión Europea es un objetivo lejano. Años de negociones para lograr un acuerdo que nunca dejó de ser un titular de diarios que nunca se concretó. Energía e ilusión gastadas generosamente, para estar siempre estancados en el mismo lugar.
Sin embargo, un documento del Parlamento Europea afirma que a escala regional hay una sociedad “natural” de la UE con América Latina y el Caribe (ALC), con “estrechos lazos culturales, económicos y políticos”. Agrega que el la UE realizó “acuerdos con veintisiete de los treinta y tres países de la región”, además de que “los vínculos económicos también son fuertes”porque la UE “es el primer inversor en la región, su tercer mayor socio comercial y el mayor contribuyente a la cooperación al desarrollo”.
La “ficha temática” expresa que “las relaciones” con la región se manifiestan y desarrollan a “distintos niveles” y que la Unión Europea “busca reforzar y modernizar la asociación estratégica birregional”, para lo cual “interactúa con el conjunto de la región a través de cumbres con jefes de Estado o de Gobierno, y de la diplomacia parlamentaria, a la vez que establece vínculos con el Caribe, América Central, la Comunidad Andina, Mercosur y algunos países concretos mediante acuerdos y diálogo político”.
Además, si se e juntan, los países de la UE y ALC “representan más de un tercio de los Estados miembros de las Naciones Unidas y constituyen un motor en favor de un sistema multilateral sólido basado en normas”.
El texto al que accedió Todo El Campo recuerda que en junio del año pasado, se difundió el documento “Una nueva agenda para las relaciones entre la UE y América Latina y el Caribe” (*), el que tiene como objetivo “reforzar las relaciones y renovar la asociación UE-ALC”.
Ese documento se centra en seis ámbitos prioritarios: a) Una asociación política renovada; b) el refuerzo de la agenda comercial común; c) la estrategia de inversión de la Pasarela Mundial para acelerar unas transiciones ecológica y digital justas, y combatir las desigualdades; d) aunar fuerzas en pro de la justicia, la seguridad ciudadana y la lucha contra la delincuencia transnacional organizada; e) un trabajo conjunto para promover la paz y la seguridad, la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y la ayuda humanitaria; f) la construcción de una asociación interpersonal dinámica.
BOLSONARO, LA EXCUSA.
El texto se refiere también a las cumbres de ambas regiones, la dimensión parlamentaria y Las relaciones con las subregiones: con la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú), el Caribe, América Central, el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
En cuanto al Mercosur expresa: “En 1999 se iniciaron las negociaciones sobre un acuerdo de asociación con Mercosur que incluyera el diálogo político, la cooperación y el libre comercio” y que fue en 2019 que “se alcanzó un acuerdo político”.
“La ratificación del acuerdo de asociación quedó en suspenso debido a la preocupación por las normas medioambientales y en materia de derechos humanos en Brasil bajo el Gobierno del presidente (Jair) Bolsonaro”.
“Las negociaciones se reanudaron con la elección del presidente Lula da Silva en 2022, pero en la actualidad el proceso de adopción se encuentra en un punto muerto”, dice el texto del Parlamento Europeo.
COMENTARIO: Lo que no se explica en esa “ficha temática” (como sí lo hace respecto al Gobierno de Bolsonaro), es por qué no ha habido avances en las negociaciones. Si el problema era Bolsonaro, su salida de la Presidencia debería verse reflejada en la voluntad de negociación europea, y eso no ha sucedido.
Continúa señalando que si el acuerdo UE – Mercosur entra en vigor, “las exportaciones de la UE se beneficiarán de la supresión de los derechos de aduana sobre el 91% de los bienes y de la reducción de derechos sobre diversos productos”.
Por otra parte, “la UE suprimirá los aranceles sobre el 92% de los bienes importados del Mercosur, pero mantendrá los contingentes arancelarios sobre los productos agrícolas sensibles”.
COMENTARIO: No parece inteligente frenar un acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur cuando sería positivo para ambas partes. ¿Qué impide avanzar, privando a millones de ciudadanos de uno y otro lado del océano, verse beneficiados por las ventajas que implicaría su puesta en marcha de una vez por todas?
Editorial de Horacio Jaume en la apertura del programa Diario Rural (CX 4 Rural) del martes 15 de octubre.
Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | Uno es más proclive a mirar para adelante que para atrás, prefiero destinar tiempo para analizar qué es lo que se viene y tratar de adaptarme a eso, antes que mirar para atrás. Pero cuando uno mira para atrás es por la experiencia del camino recorrido y el tiempo transcurrido, para que lo vivido y aprendido nos sirva y podamos aplicarlo en el futuro.
Hago esa reflexión preguntándome ¿cómo era nuestro país? cuando pasamos de aquel país cerrado, que venía de los cinco años para la industria y los cinco años para los productores si lo que uno mira es desde el punto de vista ganadero, los famosos ciclos que manejaba Fucrea.
Aquel país sin agricultura o con una agricultura muy chica a la que le costaba manifestarse porque producía trigo para consumo interno y muy poca cosa para exportación ya que el producto de exportación siempre fue el arroz. De aquella época a hoy que se planta un millón de hectáreas solo de soja, hay una distancia bastante importante.
Vemos aquel país no tan lejano en el que la hectárea valía US$ 300, y hoy la media está en US$ 3.000.
Un país en el que valía más la pena revolear ganado que producir, y eso no es antojadizo.
Un país que cuando se planteaba el riego, inmediatamente se eliminaba la idea porque se decía “es muy caro” y ni se analizaba la posibilidad. “Es caro” y se descartaba sin retener una sola gota de agua.
Un país en el que el mercado se movía cuando “aparecían las chicas de Punta del Este, de Bikini” como decía el Pocho Gómez, y eso motivaba que determinado tipo de categoría de ganado sufriese un impacto importante porque ese mercado incidía en la cotización.
Esos son algunos hechos aislados, que muestran la distancia tan importante en el país que se fue y que es.
Yo prefiero a este país, que es mucho más desafiante, que nos exige mucho más a todos, pero si miramos para atrás a nadie se le puede ocurrir decir que quiere volver a aquella época.
Ver esto es para entender lo que hemos cambiado y lo que tenemos que cambiar, lo que tenemos que adaptarnos porque son exigencias que nos van imponiendo y nosotros de acuerdo a nuestro potencial tenemos que hacer el esfuerzo de estar en ese pelotón y tratar de sacar provecho con nuestras aptitudes.
En muchas cosas acertamos y en otras no, pero no nos rehusamos, nos ponemos en carrera, queremos competir, y eso lo tenemos que tener claro, y no acurrucarnos en un rincón y mirar lo que está pasando. Dentro de las posibilidades debemos tallar de la mejor manera posible, y que no vengan de afuera a dictarnos lo que debemos hacer. Esa debe ser la actitud, mirando como uruguayos y ver qué es lo que más nos conviene para seguir en esa evolución que se ha vuelto mucho más vertiginosa y cada vez exige más.
Se decía y muchos sostienen ¿para qué vamos a tener la trazabilidad si no la exigen?, pero Argentina esta apurada para empezar las charlas, y eso no se logra en dos días, es demorado, tiene que haber una gimnasia por parte de todos para concretarlo, y nosotros que hace rato que andamos en ella no la hacemos a la perfección, pero tenemos mucho camino recorrido. Ese es solo un ejemplo en una serie de temas.
Ignorar que los corrales van a jugar un papel preponderante en el engorde de nuestros ganados sería negar una realidad, y nosotros debemos pensar cual será la mejor manera de operarlos, y quizá por allí se pueda abrir una puerta sobre algo que se manejó en distintos momentos y que no pudo cristalizarse, pero ahora da la sensación que las circunstancias se dan y que son los mercados de futuro. El saber cuándo tengo que entregar y cuándo ellos tienen que vender y colocar. Para eso se necesita articular mejor.
Hay sectores que ya lo hacen, por ejemplo el arrocero, que paga más una variedad que otra porque le conviene mantener determinado tipo de mercado. Le buscan la vuelta para adaptarse a esas necesidades, y esa cadena de producción opera de la mejor manera posible.
Eso no quiere decir que la cadena arrocera sea perfecta, ha de tener defectos y ellos son conscientes de eso, pero no reúsan a adaptarse a los desafíos que se presentan, y tratan de enfrentarlos de la mejor manera posible.
Hay otras producciones que tienen ganas de remontar y ubicarse en el lugar que les corresponde, por ejemplo la avícola que tiene una serie de desafíos como las cajas negras, las exigencias internacionales, operar en INAC, salir a las ferias internacionales, conocer el mercado. Esos son los desafíos y ese es el camino que están recorriendo, conscientes de lo que se hacía y qué se debe hacer, que implica derechos y deberes, que equivale a decir “quiero tal cosa porque lo necesito, pero me comprometo a tal otra”.
Dejo para atrás el gran gatillo que ha tenido impacto y que sorprende, la forestación. Un sector que sigue despertando algunos reparos, pero hoy los árboles están, es una realidad, es nuestro principal producto de exportación, cada planta obliga a que 400 camiones por día transiten por nuestras carreteras.
A propósito de infraestructura, hemos tenido la mayor explosión de carreteras en la historia de nuestro país, y eso nos da la posibilidad de mirar las cosas de otra manera. Eso es una realidad que nadie puede negar. ¿Cómo sacamos el mayor provecho posible?, ese es otro tema al que tenemos que dedicar todos los días para ver de qué manera podemos hacerlo. Igual pasa con la red ferroviaria que está diseñada: ¿qué posibilidad hay de elaborar nuevos diseños o hacer cosas nuevas?, porque la red está ahí, y todo lo que se haga es agregado para seguir haciendo cosas.
Ese aburrimiento tiene varias explicaciones. Por un lado la calidad de los candidatos que salvo alguna excepción son absolutamente chatos, incapaces de entusiasmar, y lo más grave, parecen lejos de los problemas de la gente.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Cada acto electoral es histórico. No hay una elección irrelevante, lo que pasa es que cada cinco años el momento de votar parece clave y más importante que el anterior, ya sea para cambiar lo que hay si no nos gusta, o continuar por el mismo camino si lo consideramos el mejor.
Este año las elecciones son tan importantes como todas y lo que Uruguay se juega en ellas es el futuro del país. Eso suena muy pomposo, pero es la realidad, de ahí que sea fundamental informarse, prestar atención y emitir un voto pensado y razonado.
Otra característica de las elecciones es que nunca una es igual a la otra, aunque el país sea el mismo y eventualmente los candidatos o las ideas se repitan; y cada elección tiene sus puntos diferenciales.
Pero esta elección que está en la recta final y para la que solo faltan 10 días, tiene una característica que no tuvo ninguna desde 1984 a la fecha: son las más aburridas de los últimos 40 años.
Está claro que una campaña política electoral no tiene que ser entretenida, no son un espectáculo al cual los ciudadanos van a entretenerse, eso lo sabemos, pero es tanto lo que está en juego (el futuro) que cuesta creer que en la opinión pública no haya interés, cuesta creer que haya personas que dejen que los demás decidan por uno y que les de lo mismo que gane este o aquel cuando las diferencias de modelo país son tan grandes.
Ese aburrimiento tiene varias explicaciones. Por un lado la calidad de los candidatos que salvo alguna excepción que no voy a mencionar para no partidizar, son absolutamente chatos, incapaces de entusiasmar, y lo más grave, parecen lejos de los problemas de la gente.
Otro fenómeno es la falta de ideas que remuevan. Hay muchos videítos en redes sociales, algún chisporroteo en declaraciones, pero ¿cuáles son las verdaderas ideas fuerza que si gana uno u otro sepamos por qué camino conducirá al país y podamos prever qué nos espera para los próximos cinco años?
Mientras esas cosas no se digan ni se debatan con franqueza, no esperen que la opinión pública les preste atención.
Pero lo más grave de todo esto es que la democracia se devalúa y pierde credibilidad, porque se va transformando en una herramienta, no para mejorar el país, sino para que los malos políticos puedan convencer y así mantener su cuota de poder.
Para mantener esa cuota todos miden milimétricamente cada paso y ni siquiera se animan al debate por miedo a perder algún voto. Esos debates tan enriquecedores de los años 90, cuando cada candidato expresaba, discutía y defendía todo aquello en lo que creía porque se sentía capaz de transmitir sus convicciones, ya no existen. Y volvemos a lo mismo: porque entienden la democracia como un lago en el que cada uno tira su red sin mojarse los pies, tratando de pescar un voto cuando deberían zambullirse y empaparse, nadar e intercambiar con los eventuales oponentes, para que después cada ciudadano elija a qué red quiere pertenecer.
Así y todo, con todos sus defectos, en menos de quince días tendremos elecciones. Será el primer paso para elegir al próximo presidente, pero también elegiremos a nuestros parlamentarios, lo que no es un detalle menor, en especial por la paridad que marcan las encuestas entre ambos bloques políticos/ideológicos en que se divide Uruguay, pero también porque un parlamento bien formado es clave para un mejor funcionamiento del país, y un diputado o un senador puede hacer la diferencia.
La coalición republicana no será lo mismo si gana Delgado que si gana Ojeda; y tampoco lo será si las elecciones son ganadas por el Orsi y debe readecuar su existencia a un funcionamiento opositor.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Quedan 15 días para las elecciones de octubre donde sólo pasarán dos candidatos a disputar al balotaje, y aunque el Partido Colorado se acerca con Andrés Ojeda, parece claro que no le dará tiempo quedando en tercer lugar por detrás de Yamandú Orsi (Frente Amplio) y Álvaro Delgado (Partido Nacional), por lo que es correcto manejar un escenario poselectoral con dos columnas encabezada por el candidato frenteamplista y el candidato nacionalista.
Por otro lado, se realizó la tercera edición de la cena del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) que se llevó a cabo el jueves 10, y que convocó a todos los candidatos, asistiendo Álvaro Delgado, Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto), Pablo Mieres (Partido Independiente) y Andrés Ojeda (Partido Colorado). Entre el público presente, que totalizaron unas 600 personas, se encontraba el presidente Luis Lacalle. Aunque no era un debate, el único ausente fue Yamandú Orsi.
Cada expositor hizo uso de la palabra de forma libre, pero en todos el común denominador fue la vigencia de la coalición y cualquiera sea el ganador el 27 de octubre (Delgado u Ojeda), la voluntad y el compromiso manifestado es de apoyarlo en la segunda vuelta en noviembre.
Pero es fundamental pensar en todos los escenarios del día después.
¿Y SI GANA OJEDA?
Aunque es difícil que no sea Delgado, no podemos soslayar la pregunta de qué pasará si el ganador resulta ser Ojeda.
Para empezar el ánimo de los ciudadanos blancos, y de los votantes del Partido Nacional en la primera vuelta, ya no será el mismo, y por supuesto que tampoco lo será en la dirigencia partidaria. El desánimo será un factor difícil de remontar al día siguiente. La interrogante es válida, pero de todas maneras insisto que es poco probable que eso ocurra.
¿Y SI GANA EL FRENTE AMPLIO?
La pregunta que realmente debemos plantearnos es la del título: ¿Cómo se estructurará la coalición republicana en caso de que gane el Frente Amplio?
Mantener la unidad para gobernar, donde cada uno hace aportes que el ganador incorporará, es algo muy distinto que mantener la unidad para ser oposición.
El problema es que la coalición no tiene un liderazgo común, por lo que cada partido (PN, PC, CA, PI) se sentirá con libertad de acción frente a cada tema de debate nacional.
En caso de ganar el FA, su estrategia debería ser la de apelar al diálogo con cada partido de forma individual, según los intereses y las propuestas de cada uno.
Por varias razones (históricas, políticas) es difícil que el FA logre atraer a los partidos tradicionales, pero ¿por qué no podría hacerlo con CA y en menor medida con el PI?
Los independientes son de izquierda, una izquierda muy diferente a la que caracteriza al Frente Amplio, pero es la izquierda que le está faltando a la coalición de izquierda hoy dominada por los sectores más radicales. La estrategia parece fácil de entender: buscar puntos en común con el programa del PI y negociar.
Los cabildantes por su lado ya han demostrado ser capaces de votar junto con el FA sin traumas y sin aquella rencilla histórica de blancos y colorados.
Si el FA -en un eventual Gobierno suyo- logra quebrar el rol opositor en bloque de la coalición republicana, no sólo se aseguraría un Gobierno más tranquilo, sino que socavaría su unidad pensando en las elecciones de 2029.
Para lograrlo, es imprescindible elaborar una estrategia de acercamiento con los partidos que podrían tener puntos en común, y para eso designar a una persona encargada de negociar caso a caso. Esto último es clave.
Por el contrario, si desde la coalición republicana se busca mantener la unidad y el trabajo conjunto aun siendo oposición, el partido mayoritario también debería elaborar una estrategia con acuerdos permanentes o circunstanciales según el caso, pero también bien negociados atendiendo a todas las partes, para que el acuerdo al que se arribe no se desate y termine siendo nada.
Foto de portada: Pablo Mieres exponiendo en la cena de CED.
La comunidad internacional está trabajando para reducir emisiones, y eso debe ser aplaudido. Pero en esa tarea gigante se entreveran intereses de todo tipo, desde comerciales hasta geopolíticos.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Durante siglos el mundo fue ancho y ajeno (como el título de la novela de Ciro Alegría), con distancias extremas entre los continentes, separados por miles de kilómetros de océanos o tierra que obligan a largos viajes que se medían en semanas o meses. Hoy las distancias siguen siendo las mismas, allá están Europa y Asia, y acá está América, sin embargo, la tecnología hizo que esos kilómetros se redujeran en tiempo de viaje y el mundo se nos hizo más pequeño: sigue siendo igual de ancho, pero menos ajeno, en todos los sentidos.
La globalización llegó y lo invadió todo, ya no somos solo ciudadanos de uno u otro país, somos ciudadanos del planeta y cualquier cosa que ocurra en cualquier lugar repercute en todos, también en aquellos que no se enteran de lo que está sucediendo o no tienen interés en las cosas. Esconder la cabeza, como dicen que hace el avestruz, no nos salvará. (Aclaremos que en realidad el avestruz no hace tal estupidez).
Hasta la naturaleza se globalizó, y lo que ocurre en alguna región repercute en el resto de la humanidad, algunos casos más que otros. Pero la globalización de la naturaleza no se da solo en las consecuencias, también en los hechos en sí mismos: no hay rincón del mundo que esté libre de las arremetidas del cambio climático, con duras inundaciones seguidas de graves sequías, calores o fríos extremos, incendios forestales, y todo con solo meses de diferencia.
Recorrer las noticias sobre esos asuntos nos llevan a los incendios en Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia, Ecuador. Incendios que devoran todo ser vivo y destruyen paisajes favorecidos por tierras secas y sin humedad capaz de enlentecer la ferocidad de las llamas. Grandes nubes de humo cruzan fronteras y se trasladan a través de los océanos.
Hasta el río Amazonas -cuyo nombre se debe a las guerreras del mito- parece haber perdido su fuerza y exhibe una deficiencia histórica, y con él otros cursos de menor envergadura pero no menos importantes como el río Paraguay. Estamos en la peor sequía regional en más de cien años.
ESTADOS UNIDOS.
Eso ocurre aquí en la región, pero si nos vamos un poco más allá, a Estados Unidos, el último informe del Monitor de Sequía de los Estados Unidos (unl.edu) señala que las lluvias “aliviaron la sequía” en la zona oeste, “en partes de las llanuras centrales y meridionales y en el valle medio del Mississippi”; también llovió “en el norte de las Altas Llanuras y sus alrededores, incluidas partes de Montana”.
Asimismo, “grandes zonas del país permanecieron secas y las condiciones de sequía empeoraron. Algunos de los aumentos más notables ocurrieron en la parte superior del Medio Oeste y el noreste, así como en partes de la región de la costa occidental del golfo y el interior del sureste. A nivel nacional, casi la mitad (45%) de los pastizales y pastos estaban clasificados en condiciones de muy malas a malas el 22 de setiembre, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) frente a un mínimo de principios del verano (del hemisferio norte) del 19%”.
EUROPA.
¿Y qué pasa en Europa? Más de lo mismo. Un reporte de EFE informó que en el verano Andalucía, España, perdió una cuarta parte de sus reservas de agua. La caída de sus embalses fue tal que apenas lograron cubrir el 29% de la capacidad.
The New York Times publicó un artículo en que aborda el tema climático en Europa: “Algunas zonas del sur de Italia y otras regiones mediterráneas como Grecia y el sureste de España están experimentando una de sus peores sequías en décadas. Es especialmente devastadora, dicen los expertos, porque la falta de lluvias se ha agravado por el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático”. (Sequías en Italia, España, Grecia y Portugal: ¿turismo o agricultura? – The New York Times).
Hasta la lejana y remota Rusia está sufriendo problemas similares (ver nota aparte).
MEZCLA DE INTERESES.
El punto es, frente a eso, ¿qué? Da la impresión que mucho hablamos del cuidado del medio ambiente pero poco conscientes somos de qué es lo que enfrentamos. Cualquier cosa que hagamos en el sentido correcto está bien, pero estamos llegando tarde.
La comunidad internacional está trabajando para reducir emisiones, y eso debe ser aplaudido. Pero en esa tarea gigante se entreveran intereses de todo tipo, desde comerciales hasta geopolíticos.
Si la convicción del cuidado del medio ambiente se condiciona o depende de ideologías y asuntos políticos, entonces aceptemos que la batalla está perdida.
Son tantos los intereses entremezclados que hace un tiempo Greta Thunberg (en la foto), símbolo y promesa joven del cuidado medioambiental, se ha preocupado más por hacer campaña contra Israel que de atender la catástrofe climática mundial.
En la foto la activista climática Greta Thunberg participando en la manifestación Stop Israel contra la participación de Israel. Foto TT News Agency/Johan Nilsson via Reuters.