Editorial de Horacio Jaume en la apertura del programa Diario Rural (CX 4 Rural) del martes 15 de octubre.
Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | Uno es más proclive a mirar para adelante que para atrás, prefiero destinar tiempo para analizar qué es lo que se viene y tratar de adaptarme a eso, antes que mirar para atrás. Pero cuando uno mira para atrás es por la experiencia del camino recorrido y el tiempo transcurrido, para que lo vivido y aprendido nos sirva y podamos aplicarlo en el futuro.
Hago esa reflexión preguntándome ¿cómo era nuestro país? cuando pasamos de aquel país cerrado, que venía de los cinco años para la industria y los cinco años para los productores si lo que uno mira es desde el punto de vista ganadero, los famosos ciclos que manejaba Fucrea.
Aquel país sin agricultura o con una agricultura muy chica a la que le costaba manifestarse porque producía trigo para consumo interno y muy poca cosa para exportación ya que el producto de exportación siempre fue el arroz. De aquella época a hoy que se planta un millón de hectáreas solo de soja, hay una distancia bastante importante.
Vemos aquel país no tan lejano en el que la hectárea valía US$ 300, y hoy la media está en US$ 3.000.
Un país en el que valía más la pena revolear ganado que producir, y eso no es antojadizo.
Un país que cuando se planteaba el riego, inmediatamente se eliminaba la idea porque se decía “es muy caro” y ni se analizaba la posibilidad. “Es caro” y se descartaba sin retener una sola gota de agua.
Un país en el que el mercado se movía cuando “aparecían las chicas de Punta del Este, de Bikini” como decía el Pocho Gómez, y eso motivaba que determinado tipo de categoría de ganado sufriese un impacto importante porque ese mercado incidía en la cotización.
Esos son algunos hechos aislados, que muestran la distancia tan importante en el país que se fue y que es.
Yo prefiero a este país, que es mucho más desafiante, que nos exige mucho más a todos, pero si miramos para atrás a nadie se le puede ocurrir decir que quiere volver a aquella época.
Ver esto es para entender lo que hemos cambiado y lo que tenemos que cambiar, lo que tenemos que adaptarnos porque son exigencias que nos van imponiendo y nosotros de acuerdo a nuestro potencial tenemos que hacer el esfuerzo de estar en ese pelotón y tratar de sacar provecho con nuestras aptitudes.
En muchas cosas acertamos y en otras no, pero no nos rehusamos, nos ponemos en carrera, queremos competir, y eso lo tenemos que tener claro, y no acurrucarnos en un rincón y mirar lo que está pasando. Dentro de las posibilidades debemos tallar de la mejor manera posible, y que no vengan de afuera a dictarnos lo que debemos hacer. Esa debe ser la actitud, mirando como uruguayos y ver qué es lo que más nos conviene para seguir en esa evolución que se ha vuelto mucho más vertiginosa y cada vez exige más.
Se decía y muchos sostienen ¿para qué vamos a tener la trazabilidad si no la exigen?, pero Argentina esta apurada para empezar las charlas, y eso no se logra en dos días, es demorado, tiene que haber una gimnasia por parte de todos para concretarlo, y nosotros que hace rato que andamos en ella no la hacemos a la perfección, pero tenemos mucho camino recorrido. Ese es solo un ejemplo en una serie de temas.
Ignorar que los corrales van a jugar un papel preponderante en el engorde de nuestros ganados sería negar una realidad, y nosotros debemos pensar cual será la mejor manera de operarlos, y quizá por allí se pueda abrir una puerta sobre algo que se manejó en distintos momentos y que no pudo cristalizarse, pero ahora da la sensación que las circunstancias se dan y que son los mercados de futuro. El saber cuándo tengo que entregar y cuándo ellos tienen que vender y colocar. Para eso se necesita articular mejor.
Hay sectores que ya lo hacen, por ejemplo el arrocero, que paga más una variedad que otra porque le conviene mantener determinado tipo de mercado. Le buscan la vuelta para adaptarse a esas necesidades, y esa cadena de producción opera de la mejor manera posible.
Eso no quiere decir que la cadena arrocera sea perfecta, ha de tener defectos y ellos son conscientes de eso, pero no reúsan a adaptarse a los desafíos que se presentan, y tratan de enfrentarlos de la mejor manera posible.
Hay otras producciones que tienen ganas de remontar y ubicarse en el lugar que les corresponde, por ejemplo la avícola que tiene una serie de desafíos como las cajas negras, las exigencias internacionales, operar en INAC, salir a las ferias internacionales, conocer el mercado. Esos son los desafíos y ese es el camino que están recorriendo, conscientes de lo que se hacía y qué se debe hacer, que implica derechos y deberes, que equivale a decir “quiero tal cosa porque lo necesito, pero me comprometo a tal otra”.
Dejo para atrás el gran gatillo que ha tenido impacto y que sorprende, la forestación. Un sector que sigue despertando algunos reparos, pero hoy los árboles están, es una realidad, es nuestro principal producto de exportación, cada planta obliga a que 400 camiones por día transiten por nuestras carreteras.
A propósito de infraestructura, hemos tenido la mayor explosión de carreteras en la historia de nuestro país, y eso nos da la posibilidad de mirar las cosas de otra manera. Eso es una realidad que nadie puede negar. ¿Cómo sacamos el mayor provecho posible?, ese es otro tema al que tenemos que dedicar todos los días para ver de qué manera podemos hacerlo. Igual pasa con la red ferroviaria que está diseñada: ¿qué posibilidad hay de elaborar nuevos diseños o hacer cosas nuevas?, porque la red está ahí, y todo lo que se haga es agregado para seguir haciendo cosas.
AUDIO COMPLETO.
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