El diputado Campo presentó un proyecto de ley para legislar en la materia. Varios países discuten el mismo tema con soluciones acordes a la idiosincrasia de cada sociedad.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El diputado colorado Maximiliano Campo presento un proyecto de ley para prohibir el uso de celulares y dispositivos electrónicos en los centros de estudio. La iniciativa se suma a otras similares que se debaten en otros países ante el impacto que tiene en las personas el uso masivo de dichos aparatos.

Según el legislador, la prohibición es para los dispositivos electrónicos personales que no tengan usos pedagógicos, durante todo el horario escolar para toda la educación inicial, primaria y media de todo el país.

Campo argumentó que esos aparatos generan dependencia emocional y déficit en la atención, todo lo que conforma un nuevo obstáculo en el proceso educativo.

La prohibición incluiría también el recreo, para evitar su uso suplante la interacción y la comunicación con sus pares, fundamental en la etapa desarrollo de las personas.

Campo es de Tacuarembó y es su primer proyecto de ley, el que se encuentra entre los primeros presentados en el Parlamento recientemente inaugurado. El tema que propuso es de mucha actualidad y comparte una preocupación global.

Cabe recordar que la Agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), elaboró en 2023 un informe en el que recomienda prohibir los celulares sen las escuelas y liceos para evitar que distraigan a los alumnos e interrumpan el aprendizaje. Un alumno que se distrae con una notificación de celular puede tardar hasta 20 minutos en volver a centrarse en el aprendizaje.

El debate sobre el uso de ese tipo de tecnología se está desarrollando en varios países del mundo, y cada país lo lleva a cabo con matices según las características de cada sociedad. Por ejemplo, algunos estados de Estados Unidos, como Texas, están en el mismo debate; igual que Brasil y la provincia de Buenos Aires.

SOBRE EL CASO ESPAÑOL.

España es otro de esos países. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular), trabaja en la prohibición de usar celulares y equipos similares en las aulas pero extiende la limitación a los maestros y docentes que no podrán indicar deberes domiciliarios en los que los alumnos deban recurrir a esas tecnologías en sus hogares, entiende que de esa forma se fomenta también la convivencia familiar.

La iniciativa de Díaz Ayuso es mucho más estricta que la del diputado Campo y ya a despertado las críticas de algunos centros de estudio. Además, aunque muchos países se parecen ninguna situación es aplicable en un cien por ciento en otro, pero es interesante detenerse en lo que ha escrito un profesor español sobre el tema y la propuesta de Díaz Ayuso.

Bajo la cuenta “Profesor Secundario” en la res social X, el docente, que cuanta con casi 40.000 seguidores, no da su nombre en el perfil, pero lo importante es lo que cuenta y el aporte que hace con sus comentarios.

Señala que “hace tiempo abrí una cuenta de TikTok para grabar algunos vídeos de Historia. Tenía éxito entre mis alumnos, e incluso aquellos que no lo eran me paraban por los pasillos del instituto para decirme que habían visto mi canal. Dada la repercusión, continué grabando vídeos y viendo como el número de suscriptores y visualizaciones crecía de forma casi exponencial”, cuenta. Pero algo pasó: “Hoy mi canal de TikTok ya no existe”.

El usuario de X que dice ser docente explica: “A pesar del éxito, muy pronto descubrí la miseria que se escondía tras él: por cada tres minutos que aprovechaban con mis vídeos, los alumnos, por regla general, estaban de una a dos horas perdidos y enfangados en el scroll (desplazamiento de pantalla) infinito e insustancial de la aplicación china”.

El uso de pantallas ofrece una “potencia educativa máxima si se utiliza bien, pero amenaza destrucción y ruina si se utiliza mal”, y “la mayoría de los padres no están preparados para controlar el uso que hacen sus hijos de la tecnología”, escribió.

“El desembarco de las nuevas tecnologías en los centros de estudio y en las casas ha tenido mucho de naufragio”, señala, y se hace “crucial” que los alumnos tengan “espacios controlados en los que puedan aprender a usar los dispositivos electrónicos” en un mundo “que ya no es el de nuestros padres y abuelos”.

LA PROHIBICIÓN NO ES LO MEJOR.

Así y todo, el usuario de X manifiesta algunas objeciones de fondo con la propuesta de Ayuso. Si valen o no para la situación de Uruguay es lo que también debemos debatir.

El docente entiende que es “un error” y una “demostración de una ignorancia”, aplicar remedios del siglo XIX “a una sociedad inmersa en una revolución cultural solo comparable a la que supuso la aparición de la imprenta o, incluso, la de la escritura”.

Los límites que se buscan imponer “son prueba de la improvisación y de la inexistencia de un modelo educativo sólido capaz de domesticar las aguas turbulentas de la información y la interconexión que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Pero los límites no son el remedio”, subrayó.

Solo queda recordar que el comentario citado va en respuesta a un borrador de la norma que impulsa la presidenta de la Comunidad de Madrid para aquella sociedad. Sin embargo, varias de las afirmaciones que plantea valdrían para enriquecer el debate en este punto de Río de la Plata.

Foto de Diario Libre.

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