Uruguay no es uno solo.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | La situación generada a partir de la reglamentación de las actividades con equinos, especialmente respecto a las jineteadas, que divulgó el Instituto Nacional de Bienestar Anima (INBA) mostró cómo se pueden cometer errores cuando se dictan normas o reglamentos sin tomar en consideración el conjunto del país que, aunque pequeño, tienen sus heterogeneidades culturales.

Rápidamente legisladores de los principales partidos políticos del país, el senador Sebastián Da Silva (Partido Nacional), Sebastián Sabini (Frente Amplio) y Pedro Bordberry (Partido Colorado), a instancias del primero, se movilizaron para que el Poder Ejecutivo pusiera en pausa la reglamentación, y así sucedió.

El presidente Yamandú Orsi envió una nota al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, para que la norma de INBA quedara en suspenso por 180 días, lo que el Ministerio decretó inmediatamente.

El tema puede parecer menor para el funcionamiento general del país, pero no lo es desde que afecta a muchísimas personas e instituciones que tienen en la actividad equina su medio de vida. Además, el país se construye por la sumatoria de esas pequeñas cosas y actividades que son una actividad económica para muchos, y en este caso también es una actividad cultural que identifica al país.

Hay que aclarar que el bienestar animal no está en discusión, por el contrario, se ha mejorado muchísimo la calidad y el trato de los animales utilizados en las jineteadas que viven mucho mejor que los miles de uruguayos que vemos deambular por las calles de Montevideo, y aunque esto último no es un argumento de fondo sí es una realidad tangible y dolorosa.  

El ministro Fratti se pronunció sobre el tema. Dijo que el Gobierno asumido el 1° de marzo no tenía conocimiento de la resolución del INBA con fecha del 10 de febrero y que tomó estado público en marzo.

Descartó mala fe en el accionar del INBA, “pero me parece que no corresponde tomar medidas que claramente tenemos que asumir nosotros ahora”, y agregó que “Uruguay es muy chico pero tenemos diferencias muy importantes de la cultura, de las costumbres y de los territorios. Una jineteada en la Escuela 33 de la Cuchilla Grande, con la del Prado, no tiene nada que ver. Por lo tanto, creo que son las cosas que tenemos que discutir y hay que traer a todos los actores nuevamente”.

Es claro que Uruguay es uno solo, pero no se puede ignorar que también es diverso y amplio.

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