Durante el Super Bowl, en EE.UU. se consumieron 1.200 millones de alitas de pollo.

Durante el Super Bowl, en EE.UU. se consumieron 1.200 millones de alitas de pollo.

¿Cuál es el vínculo de las alas de pollo con el fútbol americano?

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Es la segunda vez en 3 días que en Todo El Campo se publica una noticia titulando con el Super Bowl. Lo hicimos el lunes 12 de febrero y también hoy. No es -como alguna mente pícara podrá estar pensando- porque nos falte información, sino porque el agro genera tanto en todos los sentidos (también en información) que el mayor espectáculo deportivo de Estados Unidos y uno de los más visto en el mundo no sería lo que es si detrás de él no estuviera la producción agropecuaria. De eso trataba el artículo del día 12 titulado Sin agropecuaria, no habría Super Bowl.

Hoy vamos por una producción específica, muchas veces ninguneada por los gobernantes uruguayos, pero que desde hace unos pocos años fue puesta como una bandera a conquistar en los objetivos exportadores de Uruguay: la carne de ave.

Ayer, la cuenta de X Pollos del Uruguay (@PollosdelU) que responde a la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (Cupra) publicó: “¡El pollo gana en todas las canchas! Este domingo se consumieron más de 1.200 millones de alitas en EE.UU. durante el Super Bowl”. Luego pregunta al lecto si alguna vez probó las alitas de pollo, y recomienda visitar la página web donde se muestran formas de preparar alitas y otros cortes.

¿Pero en realidad en la noche del domingo pasado, mientras millones de personas disfrutaban del espectáculo deportivo y cultural, se consumieron 1.200 millones de alitas? Estamos hablando sólo en Estados Unidos, en lo que duró el espectáculo, y de un total que es la población de Uruguay multiplicada por 400.

El sitio web del National Chicken Concil (NCC, en español Consejo Nacional del Pollo), institución que representa y defiende la industria de pollos de engorde en ese país, con sede en Washington DC, esperaba un mayor consumo. En un artículo publicado a fines de enero se afirmó que durante el Super Bowl se consumirán 1.450 millones de alitas (cantidad suficiente como para dar tres vueltas alrededor de la Tierra).

Ese total se redujo en 250 millones y resultó en 1.200 millones, un total que si no da las tres vueltas, se le aproxima mucho.

@chickencheck.in

Americans are teaming up for the BigGame by collectively eating an anticipated, whopping 1.45 BILLION chicken wings! Say, if we could line up allllll those wings, what would that look like? 🤔🍗 Check out the full 2024 Chicken Wing Report in our bio.

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RELACIÓN ALITAS DE POLLO CON EL FÚTBOL AMERICANO.

NCC explica la relación exitosa del ala de pollo con el fútbol americano. En su web cuanta que en los años 60 y 70 “cocinar el ave entera estaba de moda”, pero “pero en la década de 1980, los consumidores estadounidenses comenzaron a preferir la carne de pechuga deshuesada y sin piel, y las alitas se convirtieron en un subproducto económico para los productores de pollo”.

Las casas de comidas y bares entendieron que “podían cobrar precios bajos por una proteína relativamente barata y, debido a la naturaleza picante y salada de la salsa” que utilizaban, “descubrieron que las ventas de cerveza se disparaban cuando los clientes comían alitas”.

Paralelamente, “los bares deportivos con múltiples televisores y antenas parabólicas se estaban volviendo cada vez más comunes en Estados Unidos gracias al rápido desarrollo de la tecnología; y el evento deportivo más popular para ver con amigos en los bares es el fútbol. Las alitas eran fáciles de compartir y asequibles, una gran comida para compartir en grupo y poder consumir con otras personas, que además es el maridaje perfecto con una jarra de cerveza. Y así nació el vínculo”.

Imagen de portada de AvisNews.

Sin agropecuaria, no habría Super Bowl.

Sin agropecuaria, no habría Super Bowl.

Este domingo se jugó el partido de fútbol americano llamado Super Bowl. Si no fuera por los agricultores y ganaderos, millones de personas habrían tenido que pasar la noche del domingo de otra forma.

Lisa Foust Prate* | Des Moines, Iowa, EE.UU. | Successful Farming* | Todo El Campo | Este domingo se jugó por 58ª vez el partido de fútbol americano llamado Super Bowl, el evento deportivo más visto en los Estados Unidos, y uno de los más vistos en el mundo. Si no fuera por los agricultores y ganaderos, millones de personas tendrían que encontrar otra forma de pasar la noche del domingo. ¿Cómo afectó la agricultura al Super Bowl LVIII?

El dinero cambia de manos, ya sea en la compra de boletos para el juego, comida o la pérdida de una apuesta. ¿Sabías que el 75% de ese billete de un dólar que acabas de dar de propina al repartidor de pizzas está hecho de algodón?

Según la Federación Nacional de Minoristas, 192,9 millones de adultos planearon ver el gran juego, gastando un total de US$ 16.500 millones, o un promedio de US$ 85,36 por persona (Nota de Redacción: Todas cifras previas al juego, que habrá que confirmar o establecer de cuánto fue el total del dinero que circuló). Si bien algunos de esos gastos se destinarían a cosas como ropa del equipo, decoraciones, televisores nuevos y muebles, la friolera del 79% se habría gastado en alimentos y bebidas, todos los cuales provienen de establecimientos rurales. De hecho, los estadounidenses comen más comida el domingo del Super Bowl que cualquier otro día del año, excepto el Día de Acción de Gracias.

El domingo del Super Bowl es uno de los días más grandes para las ventas de pizza en Estados Unidos. Según The American Pizza Community, en 2023 se vendieron 12,5 millones de pizzas el día del gran juego. ¿Qué sería de la pizza sin el trigo, los lácteos, la carne, las frutas y las verduras, todos cultivados o criados por los agricultores?

Previo al juego, el Consejo Nacional del Pollo estima que el domingo se comerían 1.450 millones de alitas de pollo. Eso es suficiente alas para dar tres vueltas alrededor de la Tierra.

Más personas habrían asado a la parrilla el domingo del Super Bowl que cualquier otro día además del 4 de julio. Se estima una inversión de 14.000 millones de hamburguesas el día del juego, posiblemente cubiertas con algunos de los 12 millones de libras de tocino.

No olvide las papas fritas y la salsa, el queso y las galletas saladas, las palomitas de maíz, las albóndigas y otros bocadillos que adornan las mesas de todo el país.

La Asociación Nacional de Restaurantes dice que cada año se venden 51,7 millones de cajas de cerveza durante el fin de semana del Super Bowl. Una porción de cebada, cultivada principalmente por agricultores de las llanuras del norte y el noroeste del Pacífico, producirá 565 cervezas de 12 onzas.

La agricultura también afecta al juego en sí. El césped del Allegiant Stadium de Las Vegas es un césped híbrido de Bermudas tolerante a la sequía. El césped se enrolla en el exterior cuando el césped necesita luz solar o el estadio se utiliza para otros eventos. Los Raiders de Las Vegas usan una superficie de césped, pero la Universidad de Nevada-Las Vegas (UNLV) prefiere un campo de césped artificial cuando los Rebels juegan sus partidos en casa.

Los primeros uniformes de fútbol estaban hechos de lana, que se esquila de las ovejas. La lana era duradera y resistía el juego físico. Los cascos de hoy en día están hechos de policarbonato, pero los primeros cascos usados por los jugadores estaban hechos de cuero suave.

El cuero también se utiliza para hacer la pelota. A pesar de que a menudo se le llama piel de cerdo, los balones de fútbol en realidad están hechos de cuero de vaca. Wilson es el proveedor oficial de balones de fútbol de la NFL. Una piel de vaca hace 10 balones de fútbol. No se utiliza cualquier piel de vaca; proviene del ganado criado en Iowa, Kansas o Nebraska.

Ya sea el estadio, el campo, la pelota o la comida, una cosa está clara: sin agropecuaria y sin productores, no hay Super Bowl.

(*) Artículo de Successful Fariming con modificaciones para Todo El Campo. La autora del artículo es Lisa Foust Prate que comenzó su carrera en la en 1999, trabajando principalmente para el equipo web y escribiendo reseñas de productos para Successful Farming. Más tarde escribió también para el sitio web Living the Country Life y ha escrito y editado varios libros de cocina y otros libros para Successful Farming y Living the Country Life. Hoy es la editora de Family & Farmstead para Successful Farming, compartiendo información importante sobre salud y seguridad. Lo que más le gusta de su trabajo es conocer gente interesante, conocer sus historias y compartirlas con los lectores.

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