
La energía atómica para proteger la agropecuaria y combatir el gusano barrenador.
La Organización de Energía Atómica e IICA profundizan su trabajo conjunto en el uso de tecnología nuclear para mejorar la producción de alimentos y proteger la salud agropecuaria.
Montevideo | Todo El Campo | La Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) profundizaron su alianza para utilizar la ciencia y la innovación al servicio de la producción de alimentos y, particularmente, para proteger la salud agropecuaria en las Américas.
Luis Longoria, director de Cooperación Técnica para América Latina y el Caribe de la OIEA, visitó la sede central del IICA, en San José de Costa Rica, donde fue recibido por el director y el subdirector, Manuel Otero Lloyd Day, respectivamente.
El encuentro se dio en el marco del trabajo conjunto en proyectos que involucran el uso de la tecnología nuclear en la agricultura, con el objetivo de contribuir a la seguridad alimentaria y una mayor sostenibilidad de las prácticas productivas. Los organismos comparten su compromiso con el bienestar de las comunidades a través de las soluciones basadas en la ciencia, la innovación tecnológica y la cooperación internacional.
En enero pasado, ambos firmaron un acuerdo en el marco de Atoms4Food -Átomos para la Agricultura y la Alimentación, iniciativa de la OIEA para contribuir con la seguridad alimentaria-, por el que ampliaron su tarea de cooperación a seis áreas: 1) manejo de suelos y aguas; 2) mejoramiento genético; 3) sanidad animal; 4) control de plagas; 5) inocuidad alimentaria; y 6) nutrición en salud pública.
El acuerdo lo firmaron en Viena, el director de OIEA, Rafael Grossi, y Manuel Otero.
Durante la visita de Longoria a Costa Rica se realizó el acto simbólico de descubrimiento de la placa de la OIEA en el panel de amigos del IICA, que en la sede del organismo hemisférico reconoce a las instituciones del sector público y privado que comparten el compromiso a favor del desarrollo de la agricultura y el bienestar de las comunidades rurales de las Américas.
COMBATE AL GUSANO BARRENADOR DEL GANADO.
Longoria explico que “con la iniciativa Atoms4Food, impulsamos el uso pacífico de tecnologías nucleares en la agricultura, ya sea incrementar la producción de un cultivo o la erradicación de alguna plaga, incluso la conexión entre agricultura, agua y alimentación”.
“Hicimos una alianza con el IICA para trabajar conjuntamente estos temas”, añadió.
Agregó que se realizó “la erradicación, con irradiación, de plagas con insectos que afectan la producción animal”, para lo cual se debe “esterilizar a los insectos para que no se reproduzcan de una manera natural y no se emita ninguna radiación a las personas”.
Entre los temas que se han trabajado en conjunto está el proyecto de control del gusano barrenador del ganado, que ha permitido aplicar la técnica del insecto estéril como solución respetuosa con el medio ambiente, protegiendo así la producción de carne y leche en la región.
Y esa no es la única acción que ha tenido la herramienta nuclear de vanguardia.
Longoria y Otero discutieron en la sede del IICA la necesidad de profundizar el trabajo en todos los países de América para combatir al gusano barrenador del ganado.
“Sabemos que es una plaga a la que no se puede hacer frente a nivel nacional exclusivamente. Junto al IICA vamos a coincidir en una estrategia ya trazar una hoja de ruta para combatir un problema que está afectando a la economía de los países y el bienestar de los ganaderos”, anticipó Longoria.
“El IICA –añadió- juega un papel muy importante por su penetración en todos los países del continente y también, por la diversidad de sus áreas de trabajo. Tenemos proyectos conjuntos para apoyar, por ejemplo, a los laboratorios de análisis de productos agrícolas, para los pequeños agricultores que no tienen acceso a los grandes laboratorios. También podemos colaborar en materia de inocuidad de los alimentos”, continuó.
También enfatizó que “la tecnología nuclear tiene capacidad para reducir el contenido bacteriano de los alimentos, si es necesario para exportar o para el consumo interno de una manera más segura».
Otero por su lado, destacó el potencial del trabajo con la OIEA en el control de la salud agropecuaria y en los temas de inocuidad de los alimentos en el continente. “La amistad entre la OIEA y la OIEA –afirmó- es una decisión de juntos en beneficio de un desarrollo rural real y con paz. Sabemos de la fuerza que tiene la agricultura, que debe ser jerarquizada. Es necesario entender el valor de nuestros agricultores como proveedores de alimentos, pero también como guardianes de la biodiversidad y de los territorios”, concluyó Otero.