Chile realiza estudios y determina que en la zona sur hay predios agropecuarios que son carbono neutral.

Chile realiza estudios y determina que en la zona sur hay predios agropecuarios que son carbono neutral.

El proyecto lleva unos años y ha permitido formar metodología para poder estimar el balance de carbono a nivel predial.

En la ciudad de Osorno, sur de Chile, se realizó un seminario sobre el análisis de los sistemas agropecuarios del sur y el carbono, determinándose los avances que ese país ha logrado al respecto.

El seminario, denominado “Balance carbono en sistemas agropecuarios del sur de Chile, hacia la carbononeutralidad” se indicó que “existen predios en las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos con más capturas de gases de efecto invernadero que emisiones”.

Determinar el balance de carbono en predios agrícolas y ganaderos, identificando medidas de mitigación que fortalezcan la generación de sistemas de producción carbono neutrales, fue el objetivo del proyecto de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), ejecutado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) junto al Instituto Forestal (Infor).

Los resultados se dieron a conocer en el citado seminario y se determinó que “a pesar de las diferencias entre los distintos rubros y explotaciones en la zona sur hay predio agrícolas y ganaderos que ya son carbono neutrales”.

 Francine Brossard, directora ejecutiva de FIA, explicó las investigaciones “para revisar las emisiones de carbono en algunos rubros importantes como la leche, la carne, los cereales”.

Además de FIA, INIA de Chile e Infor, también participaron agremiaciones como Fedeleche, Fedecarne, Consorcio Lechero, Corpcarne, Sofo y Avellanos Patagonia.

Francisco Salazar, investigador de INIA, dijo que el proyecto lleva unos años y “ha permitido formar metodología para poder estimar el balance de carbono a nivel predial, es un tremendo avance nacional e internacional”, consideró.

Lo establecido por la investigación es que la agricultura representa el 10,5% de la emisión de gases invernadero del total país, de los cuales, aproximadamente, dentro del sector agrícola y ganadero, 40% proviene de la fermentación entérica, 38% de suelos agrícolas y 17% por gestión de estiércol.

Con datos de FIA e INIA Chile.

INTA: Plantaciones forestales almacenan 70 millones de toneladas de carbono orgánico.

INTA: Plantaciones forestales almacenan 70 millones de toneladas de carbono orgánico.

Las plantaciones forestales son muy valoradas por los numerosos servicios ecosistémicos que brindan, entre los que se destaca, la capacidad de secuestrar gases de efecto invernadero (GEI) y almacenar carbono orgánico del suelo (COS)

En Argentina, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INAT) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de ese país analizó la capacidad de los suelos en los diversos ambientes del país determinó la alta capacidad de las plantaciones forestales para almacenar carbono orgánico.

Las plantaciones de pino son las que registran el mayor almacenamiento de carbono orgánico. Se trata de información clave para el diseño de estrategias de mitigación de gases de efecto invernadero y la obtención de certificaciones ambientales.

El siguiente es el reporte de INTA.

Argentina | Como base para la producción de alimentos, fibras y muchos servicios ecosistémicos esenciales, el suelo representa un componente importante de los sistemas productivos y un recurso clave para la mitigación y adaptación al cambio climático por su capacidad de almacenar compuestos carbonados tanto orgánicos como inorgánicos.

En esta línea, las plantaciones forestales son muy valoradas por los numerosos servicios ecosistémicos que brindan, entre los que se destaca, la capacidad de secuestrar gases de efecto invernadero (GEI) y almacenar carbono orgánico del suelo (COS). Frente a esto, un equipo de investigación del INTA y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación estimaron las reservas de carbono orgánico del suelo con plantaciones forestales y otros usos de la tierra, en diversas regiones de Argentina.

De acuerdo con Pablo Peri -coordinador del Programa Nacional Forestal del INTA-, “este estudio constituye una referencia para organismos gubernamentales, instituciones, sector productivo, certificadoras y ONG del sector forestal a escalas local, regional o nacional”.

Entre los principales resultados, Peri explicó que “a escala nacional, en los primeros 30 centímetros de suelo de las plantaciones forestales, se almacenan unas 69.398,2 gigagramos de COS -entendiendo 1 Gg como 1.000 toneladas-, es decir unos 70 millones de toneladas de carbono orgánico”.

Además, se pudo estimar que, la región mesopotámica representa el 74% de la reserva nacional de COS de las plantaciones forestales, en correspondencia con la mayor superficie de bosques cultivados que concentra esta región. Por su parte, la región Patagonia, Pampeana y Delta del Paraná almacenan el 20,2% del total. Al expresar los valores a escala nacional, por género o especie forestal, se obtuvo que el 69% del COS se encuentra almacenado en plantaciones de pino.

En esta línea, Peri aclaró que “esa capacidad de almacenamiento puede ser modificada con el cambio de uso de la tierra, la puesta en producción -ya sea agrícola, forestal u otra- y la implementación de diferentes estrategias de manejo de suelos, cambiando la dirección de los flujos de carbono en el sistema suelo-atmósfera”.

Según Peri, “cuantificar el COS es el primer paso para dimensionar las reservas de un suelo y tomar decisiones sobre cómo mejorar el secuestro de C y/o reducir su pérdida, analizando la respuesta de los ecosistemas ante cambios ambientales como producto de la variación climática o ante decisiones relacionadas con el manejo”.

“Así, se ha tomado en cuenta la capacidad de los sistemas forestales de almacenar carbono tanto en biomasa como en compuestos orgánicos del suelo, para desarrollar políticas que favorezcan la instalación de plantaciones con el propósito de mitigar emisiones de GEI”, afirmó el coordinador.

Por su parte, Ana Lupi -investigadora del Instituto de Suelos del INTA- agregó: “La Selva Paranaense presenta los valores de carbono orgánico de la línea base más altos, 71 toneladas de carbono por hectárea, y no se encontraron diferencias significativas comparando los usos del suelo y las clases de uso”.

En contraste, “en el Chaco Húmedo la mayor cantidad de COS se observó en la línea base, aproximadamente 74.000 kg/ha, seguido de las plantaciones forestales, 62 toneladas por hectárea, y con un menor valor, el uso alternativo productivo, 54 toneladas por hectárea”.

Del estudio, surgió una tendencia a que el COS promedio varíe en el sentido: forestaciones-línea base-uso alternativo. Las plantaciones con pino mostraron ser más eficientes en acumular COS que las realizadas con eucaliptus, sobre todo en las ecorregiones que presentaron valores medios de COS.

“Para cada región forestal descripta para la Argentina se determinaron ecuaciones que permiten estimar el carbono orgánico en base a una o a múltiples variables ambientales (temperatura, precipitación, contenido de arcilla en el suelo) y de manejo silvícola (género y edad de la plantación)”, especificó Lupi.

EL ESTUDIO, AL DETALLE.

La estimación fue realizada por el Programa Nacional Forestal del INTA y la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Para el desarrollo del relevamiento intervinieron profesionales de ambos organismos, diversas facultades, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), y profesionales de los gobiernos provinciales.

Se analizó la cantidad de carbono orgánico del suelo a 0-30 cm de profundidad de las plantaciones forestales del país y se generó una base de datos con 862 casos, de los cuales 321 corresponden a plantaciones forestales, 356 a líneas base –sitios con cobertura vegetal natural– y 185 referidos a usos alternativos del suelo –usos productivos no forestales–.

El primer paso fue la elaboración de protocolos y la propuesta de sitios –12 ecorregiones de la Argentina–, para luego pasar al trabajo de campo y envío de muestras al laboratorio. El último paso fue la organización y depuración de datos y el análisis de los resultados.

Las ecorregiones elegidas fueron Selva Paranaense, Yungas, Esteros del Iberá, Campos y Malezales, Chaco Húmedo, Chaco Seco, Pampeana, Delta del Paraná, Espinal, Monte, Estepas y Bosques Patagónicos.

Además del relevamiento de campo, se realizó una búsqueda de datos publicados en revistas científicas e informes de INTA relacionados con el almacenamiento de carbono en suelos forestales para incrementar la capacidad de analizar las diferencias entre usos del suelo.

PROMOVER POLÍTICAS DE SECUESTRO DE CARBONO, LA META.

“Los resultados obtenidos muestran la necesidad de reforzar la intensidad de muestreo para obtener una base de datos más robusta y poder establecer conclusiones más claras en algunas regiones”, indicó por su parte Javier Gyenge, investigador de la AER Tandil del IPADS (Instituto de Innovación para la Producción Agropecuaria y el Desarrollo Sostenible).

En esa línea, recomendó “establecer una estrategia de monitoreo que permita cuantificar el estado y la evolución de las reservas de COS en suelos con plantaciones forestales, a escala nacional”.

Gyenge hizo hincapié en que “definir un esquema de monitoreo del carbono orgánico del suelo se torna indispensable para diseñar, evaluar y promover políticas de secuestro de carbono atendiendo tanto a las posibles respuestas productivas como así también, cumpliendo con los objetivos de reducción de emisiones de GEI a escala nacional”.

El estudio recomendó hacer foco en las plantaciones forestales haciendo coincidir los muestreos de suelos con las campañas de mediciones de parcelas de inventario forestal que dispone la DNDFI de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, tomando como base una frecuencia de 1 dato cada 10 años.

“Se deberían priorizar los muestreos en suelos forestales en las regiones o cuencas en donde hay poca base de dato (por ejemplo, región chaqueña y delta del Paraná) para, en segundo lugar, establecer sitios testigos en todas las regiones buscando establecer esta evolución de los suelos forestales”, señalaron los expertos.

Daniel de Mattos: “La ganadería es parte de la solución”.

Daniel de Mattos: “La ganadería es parte de la solución”.

Que Uruguay produzca cane con carbono cero no sólo atiende un punto sensible del mercado sino que “pone arriba de la mesa el sistema de producción de nuestro país que es altamente sustentable”.

El viernes 4 de marzo partió la primera exportación de Version Zero, la carne carbono neutral verificada que desarrollaron en conjunto BPU Meat y Montes del Plata a partir de un sistema productivo que combina ganadería y forestación. El asesor del Directorio de BPU, Daniel de Mattos, dijo que se llega a esta instancia “en un proceso largo, de mucho aprendizaje” que implica a “dos sistemas de producción calibrados y con una estimación muy clara de cuáles son los efectos del carbono en cada uno de ellos”.

Además, hay que cumplir “las normas internacionales y en este caso estamos verificados por la ISO 14.067, lo cual deja muy satisfechos a nuestros clientes y pone arriba de la mesa el sistema de producción de Uruguay que es altamente sustentable”.

Uruguay “no tiene deudas con las emisiones, eso es importante y es un mensaje fuerte”, subrayó.

Los destinos del contenedor son dos: una cadena de supermercados en Japón que quiere hacer una prueba y ver la reacción del consumidor, y el otro va a Alemania a los restaurantes Block House.

“NUESTRA GANADERÍA MANTIENE EL AMBIENTE EN ARMONÍA”.

De Mattos señaló que “la carne tiene mala prensa” y que los mensajes de Greta Thunberg y “de ese estilo” tienen mejor llegada en los medios, por lo que “grandes cadenas se han hecho eco de ellos” desplazando a la ganadería sustentable. “Caemos todos en la redada, y eso hace que el consumidor informado y de alto poder adquisitivo reaccione muy positivamente frente a este tipo de propuestas donde los sistemas de producción pueden decir y certificar que son sustentables con organismos internacionales acreditados o reconocidos por esos consumidores”.

El mensaje debe ser que “la ganadería es parte de la solución, porque la ganadería que hacemos nosotros mantiene el ambiente en armonía, no es contaminante y es un producto saludable, hecho con profesionalidad a nivel en la producción como en la industrial. Ese es el gran mensaje, sencillo pero muy potente”, subrayó.

REACCIONES POSITIVAS.

El proceso para llegar a ese tipo de carne “es complejo” y los que estamos en la industria “tenemos dos problemas para resolver, uno es el adherir productores a este tipo de emprendimientos que requiere un compromiso, y el segundo es el mercado”.

“Las primeras reaccione que tuvimos son muy positivas, ahora tenemos que hacer que esto crezca en volumen”, indicó De Mattos.

SIN EXCLUSIONES.

Ningún sistema de producción está excluido. “Lo bueno de esto es que hay que caracterizar el sistema de producción, no excluye a ninguno porque lo que decimos es que el balance de carbono en la producción es cero, aunque en realidad todos los que hemos evaluado es negativo”, por debajo de cero.

Muchos de los productores que adhirieron a la iniciativa tienen uso de tierras forestales en sistemas de silvopastoreo, o incorporaron la forestación a sistemas ganaderos ya existentes, o sea que se puede incluir cualquier sistema de producción con balance de carbono adecuado”.

En el caso de los feedlot, el uso de granos tiene que medirse respecto al carbono. Todo eso es dinámico y debe monitorearse, pero “una vez en el sistema no es tan complejo”.

ENTREVISTA COMPLETA.

National Geographic eligió al sorgo como aliado contra el cambio climático.

National Geographic eligió al sorgo como aliado contra el cambio climático.

Un artículo publicado recientemente por la revista de divulgación científica National Geographic, eligió al sorgo como un cultivo preparado para enfrentar el cambio climático, que permite fijar grandes cantidades de dióxido de carbono del aire.

El artículo toma uno de los últimos estudios sobre la capacidad diferencial de este cereal en la lucha contra el cambio climático y la captura de carbono en el suelo, el cual fue publicado por “GCB Bionergy”, a partir de una investigación liderada por el profesor de biología agrícola del departamento de Bioquímica y Biofísica de la Universidad de Texas, John Mullet.

Según la investigación de Mullet, realizada con el fitomejorador de cultivos del departamento de Ciencias del Suelo y Cultivos, William Rooney, indica que los “cultivos energéticos”, como el sorgo, resultan excepcionales a la hora de capturar y secuestrar cantidades significativas de dióxido de carbono atmosférico en el suelo, mejorar su fertilidad y generar potenciales créditos de carbono para los productores.

De hecho, dice el artículo de la National Geographic, ambos han trabajado codo con codo para desarrollar una planta ideal anual, descubriendo en su estudio más reciente una cepa de altos rendimientos de biomasa para la generación de combustible, energía otros productos biológicos.

De acuerdo a declaraciones de Mullet, dice “existe la suposición de que los cultivos bioenergéticos más sostenibles son perennes porque requieren menos insumos y pueden secuestrar más biomasa que las anuales”, pero la agricultura también requiere de variedades “de cultivos anuales” para este objetivo.

Captura de carbono

La agricultura norteamericana ve con mucha satisfacción el desarrollo de nuevas variedades de sorgo energético debido a su excelente resistencia a la sequía, una buena eficiencia en el uso de nitrógeno, pero, sobre todo, por su sistema de raíces profundo susceptible de alcanzar fuentes de agua y nutrientes que otros cultivos anuales no pueden aprovechar y acumular mucha materia seca.

Al respecto, en ese país, los niveles de carbono orgánico del suelo disminuyeron en un 50% durante los últimos 100 años en tierras de cultivos anuales, muchas hectáreas de cultivo se convirtieron en marginales y otras tantas fueron abandonadas.

“Se trata de factores complejos, por lo que predecir cuánto tiempo tardaríamos en reponer el carbono perdido requiere un modelo sofisticado, pero es probable que el proceso de restauración requiera de décadas”, dice el experto.

Fuente: Infocampo

Los biocombustibles no son neutros en carbono.

Los biocombustibles no son neutros en carbono.

Un factor importante es que la fabricación de biocombustibles amplifica el cambio en el uso de la tierra. A medida que las cosechas se desvían de la alimentación humana y el ganado para producir combustible, se necesitan tierras de cultivo adicionales para compensar.

La idea de que los biocombustibles son buenos para el medio ambiente se basa en la suposición de que son inherentemente neutros en carbono, lo que significa que el CO2 emitido cuando se queman los biocombustibles se compensa completamente con el CO2 que las materias primas como el maíz y la soja absorben a medida que crecen. Esta suposición está codificada en modelos informáticos utilizados para evaluar los combustibles.

Antes de la aprobación del RFS (*), dicho modelado encontró reducciones modestas de CO2 para el etanol de maíz y el biodiesel de soja. Prometió mayores beneficios del etanol celulósico, un tipo más avanzado de biocombustible que se fabricaría a partir de fuentes no alimentarias, como residuos de cultivos y cultivos energéticos como el sauce y el pasto de conmutación.

Pero investigaciones posteriores han demostrado que los biocombustibles no son realmente neutros en carbono. Corregir este error mediante la evaluación de los cambios en el mundo real en la absorción de carbono en las tierras de cultivo revela que el uso de biocombustibles ha aumentado las emisiones de CO2.

Un factor importante es que la fabricación de biocombustibles amplifica el cambio en el uso de la tierra. A medida que las cosechas se desvían de la alimentación humana y el ganado para producir combustible, se necesitan tierras de cultivo adicionales para compensar. Eso significa que los bosques se talan y las praderas se aran para disponer de más hectáreas para la producción de cultivos, lo que desencadena grandes liberaciones de CO2.

La expansión de las tierras de cultivo para la producción de biocombustibles también es mala para el medio ambiente de otras maneras. Los estudios demuestran que ha reducido la abundancia y diversidad de plantas y animales en todo el mundo. En los Estados Unidos, ha amplificado otros impactos adversos de la agricultura industrial, como la escorrentía de nutrientes y la contaminación del agua.

(*) RFS: Estándar Federal de Combustible Renovable: Establecido por el Congreso de Estados Unidos como una enmienda a la Ley de Aire Limpio, el RFS exige que los combustibles para el transporte en ese país contengan un volumen mínimo de biocombustible.

Extracto del artículo “El mandato de biocombustibles de Estados Unidos ayuda a los agricultores, pero hace poco por la seguridad energética y daña el medio ambiente” publicado en The Conversation.

Artículo original: https://theconversation.com/the-us-biofuel-mandate-helps-farmers-but-does-little-for-energy-security-and-harms-the-environment-168459

El autor es John DeCicco, profesor de Investigación Emérito, Universidad de Michigan.

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