En INIA Tacuarembó se marcó el punto de referencia en temas muy importantes para la ganadería nacional, y eso tiene un valor increíble, a partir del cual comienza una nueva etapa de análisis y trabajo.
Horacio Jaume | Todo El Campo | El miércoles 31 de julio en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Tacuarembó se llevó a cabo la jornada “¿La mejor del mundo? Carne uruguaya: ciencia y contexto internacional”, actividad que desarrolló la presentación de la auditoría de la cadena cárnica en nuestro país, una actividad que involucra vacunos y ovinos, además de lo relacionado con el bienestar animal.
No hay cosa más difícil de asumir que convertirse en punto de referencia de algo. En este caso particular en lo que tiene que ver con el bienestar animal, no había nada donde referenciarse, pero un equipo de técnicos decide encarar ese punto y hacerlo, y desde entonces todos vamos a hacer nuestros análisis a partir de ese punto de vista, ubicándonos de un lado o del otro. Es necesario que alguien ponga ese punto de referencia, ser el primero que emite una opinión sobre determinado tema con los riesgos que eso conlleva.
Ahí está el gran valor de lo que sucedió el miércoles en INIA Tacuarembó: a partir de un dato lo que viene después queda vinculado por más o por menos porque el eje ya quedó establecido.
El trabajo presentado el miércoles tiene mucho de eso. Algo que nunca se había hecho, que hasta hace unos años parecía de importancia menor, como el bienestar animal, hoy es exigido por el mundo y cada día tiene mayor preponderancia.
La realidad es que países como el nuestro, que aspiran a tallar en los mercados más sofisticados -léase, los más caros– esos mercados son también los más exigentes y los más caprichosos, porque como pagan más exigen más.
Si nosotros somos conscientes que en ese terreno es donde podemos desempeñarnos con mayor fuerza, debemos aceptar esas reglas de juego, sin perder la personalidad capaz de plantear la opinión sobre cómo uno debe proceder, en este caso del trato animal, para cumplir lo que se exige.
El valor de ser punto de referencia es de por sí increíble y por tanto quienes llevaron adelante el trabajo merecen las felicitaciones.
No obstante eso, se puede observar, por ejemplo que hubo cosas que se deben tratar con mayor profundidad, u otras a las que no se le dio tanta importancia y deben ser tratadas con más rigurosidad, todo eso es harina de otro costal que se irá perfeccionando según el criterio de cada uno, para cumplir con el punto final que es la presentación del producto carne.
Otro tema es la posibilidad de tratar todos estos asuntos, tener la valentía de mirarse en el espejo y llegar a la conclusión que tomando medidas que no son caras y que obedecen a un comportamiento cultural, se pueden dar pasos gigantescos.
Eso no es nuevo, siempre lo hemos dicho sobre aquellas personas que marcan la diferencia en relación a la producción, gente prolija en el hacer las cosas, porque no son tecnologías complicadas, son sencillas que obedecen a una forma ordenada y prolija para llevarlas adelante. Muchas cosas que hacemos están atadas a la costumbre de hacer sin preguntarnos por qué las hacemos, hay miles de ejemplos, uno de ellos ya superado hace mucho, era asumir que no convenía tener árboles porque los animales tomaban sombra y no comían. Esas son cosas que alguien nos decía y se hacían sin cuestionar.
Ahora, que nos digan que el 75% de defectos de la carne son machucones y vacunas mal dadas, es maltrato animal. Estamos hablando de que hay vacunar bien y tratar bien a los animales, y eso abarca tubos, mangas, camiones, el arreo en el frigorífico. Se puede entrar en el detalle, pero esa conclusión es a la que llegaron todos.
Ante la pregunta sobre la viabilidad de poder dar ese salto necesario, la mayoría dijo un sí chiquito. O sea la imposibilidad de asegurar y no decir ‘esto quédese tranquilo que se hace´, ¿y por qué?, porque hay que romper con una cultura del proceder, y ahí está la mayor traba. No es la dificultad económica, sino lo otro que es mucho más difícil e implica cortar con algo a lo que estamos acostumbrados, y son cosas que constituyen detalles.
Podemos estar todos de acuerdo en el fin, el tema es el cómo, para no repetir errores ya cometidos.
La otra parte de esta historia, es que aquellos que asistieron a la presentación en INIA Tacuarembó, son los más inquietos, los permeables, los que sienten la necesidad de enfrentar esos desafíos que están a la vuelta de la esquina. El punto es saber qué pasa con los que no van.
¿Por qué no van? ¿por qué no se logra transmitir esa inquietud sobre algo tan importante que sabemos que va a suceder y no hace carne en todos?
Tampoco es novedoso que el tema extensión en la ganadería no muestra sus mejores caras ni logra que cosas sencillas se pongan en práctica. Otros sectores lo logran y obtienen muy buenos rendimientos, quiere decir que hay una tecnología que se logra transmitir para que se ponga en práctica.Los hechos se juzgan por los resultados, y si en el arroz se logran los mayores rendimientos, quiere decir que la cosa funciona, pero si no se logra es porque no se transmite bien o los que escuchan no quieren entender, o no son los temas que la gente quiere escuchar. Las variables pueden ser muchas, el resultado es el que vemos.
Compartir
Comparte este contenido en tus redes sociales!