Diego Varalla señaló que “los sistemas criadores, a pesar de cosechar menos cantidad de terneros, por peso y precio pudieron incrementar el productor bruto de las empresas”.
Montevideo | Todo El Campo | En la presentación del taller de gestación vacuna que se realizó la semana pasada en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Ing. Agr. Diego Varalla de la consultora Apeo realizó una exposición en la se refirió al resultado económico de las empresas ganaderas.
Al respecto, en declaraciones al programa Diario Rural (CX 4 Rural), Varalla dijo que en el período 2023/2024 “la cría recoge una menor cantidad de terneros productor de la preñez del año anterior”. Sin embargo “hubo una compensación con el peso de los animales”.
“Evaluamos el peso promedio de los animales según los remates por pantalla, y lo que vimos es que este otoño, respecto al anterior, los terneros estaban un 20% más pesados” como consecuencia de “varios factores”.
De esos factores Varalla mencionó que “la sequía pasada no permitió preñeces tardías”, es decir que “las preñeces a partir de enero se cortaron por una seca extrema en enero y febrero, por lo cual tuvimos pariciones tempranas”. En segundo lugar, “climáticamente tuvimos un régimen hídrico que generó que los campos naturales, a partir de octubre y noviembre empezaron a explotar en pasto y eso hizo que las vacas parieran con una condición corporal muy buena, produjeron mucha leche y los terneros terminaron con ese peso 20% superior”.
Otro componente que hizo al resultado fue “el precio de los animales, que no fue históricamente elevado pero sí estuvo entre el 10% y 15% por encima del otoño del año anterior que fue cuando tuvimos precios que se cayeron luego de la burbuja de 2022”.
“En resumen, los sistemas criadores, a pesar de cosechar menos cantidad de terneros, por peso y precio pudieron incrementar el productor bruto de las empresas”, subrayó.
Otro componente que hace a los sistemas productivos es el costo, y “el mayor se dio el año pasado cuando hubo que hacer muchísimo destete precoz no solo para poder preñar, sino también para poder salvar las vacas”.
Asimismo, hubo “un componente postsequía” con un “costo elevado de suplementación” que “incrementaron mucho el costo del ejercicio pasado (2022/2023); este año (2023/2024) el costo del destete precoz se dio al mínimo porque las condiciones climáticas fueron muy buenas, porque las pariciones fueron tempranas y las vacas recuperaron estado para el entore”.
Por tanto “los sistemas criadores tuvieron un incremento en el producto bruto, un descenso en los costos y eso hizo que en nuestras estimaciones el resultado económico estaría en el eje del US$ 45 por hectárea, versus US$ 20 por hectárea que nos había arrojado el período 2022/2023 por la sequía. Eso indica un incremento del 130%”.
EL MODELO QUE MÁS SE AJUSTA A URUGUAY Y EL RANKING DE VARIABLES QUE MÁS AFECTAN EL RESULTADO ECONÓMICO.
Por otra parte, Varalla dijo que “el modelo que más se ajusta a Uruguay es la cría sobre campo natural y campo natural mejorado, con una preñez del 80% u 85% que implica aplicar las tecnologías del taller de gestación”.
Esa cría del 80% tiene que ser con un entore de 24 meses, con lo cual el entore de 36 meses (3 años) ya no funcionaría y para lograr eso hay que criar mejor la ternera, para lo cual hay mucha información, y mantener el peso al destete del orden de 150 o 160 kilos.
A ese modelo de cría que es el que mayor retorno económico arroja, lo que hicimos fue un “ranking de variables que más afectan al resultado económico. La variable más sensible es la cantidad de vacas entoradas pro hectáreas”, o sea que “nos conviene tener más cantidad de vacas entoradas”.
La segunda variable que más afecta el resultado económico de la cría es el valor que adquiere la vaca que vende el sistema. Eso ocurre porque el 65% de los kilos de una canasta de venta de un sistema criador corresponde a vacas, y el 35% terneros, dantos en kilos. Como tenemos más kilos de vacas para vender en el sistema, la variación en el precio de la vaca es lo que hace que varíe más o menos el resultado económico de la cría y en ese sentido, lo que vemos es el peso de faena. En los años 90 ese peso de la vaca gorda era de 400 kilos, hoy es de 465 kilos según el promedio de los últimos años.
Entre esas dos primeras variables debe haber un equilibrio, porque si subimos una repercutimos en la otra. Hay que ir a un balance para cumplir con las dos condiciones: aumentar el número de vacas por hectáreas y poder cumplir con los pesos de carcasa requeridos por la industria para tener acceso a los mercados.
La tercera variable de importancia es el porcentaje de marcación, y ahí es importante observar cómo Uruguay en los últimos 50 años fue aumentando levemente el porcentaje de marcación pero con algunas características. Desde 1976 a 1995 se dieron ciclos de alta y baja preñez, un año y en el siguiente. “Era una dinámica de serrucho”. Desde 1995 al 2010 “la preñez se estabilizó y fue creciendo a una tasa constante, y en 2010 fue la cosecha de terneros en la sequía del verano de 2009”. De 2010 a hoy “estamos relativamente estabilizados con un nivel de marcación del 67%”.
No es menor observar los mínimos de esos períodos: “De 1976 a 1995, el peor año fue con 50% de marcación; del año 1995 al 2010 el peor año fue con 58% de marcación; y del 2010 a hoy, el peor año fue con el 62% de marcación”.
“No solo hemos ido mejorando la preñez, sino que hemos ido levantando los mínimos y levantar los mínimos implica adopción de tecnología”, subrayó.
Foto de portada X.
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