El mundo quiere seguridad alimentaria, sostenibilidad ambiental, sanidad humana, animal y vegetal y alta calidad nutricional; eso no se logra con mercados cerrados, sino abiertos.

Buenos Aires, Argentina | IICA | Todo El Campo |   Argentina y Brasil, dos de los principales exportadores de alimentos del mundo, tienen una enorme oportunidad para su desarrollo económico y social a través del sector agropecuario y están destinados a ser actores clave de la seguridad alimentaria global, afirmaron figuras caracterizadas del ámbito público y privado, en un evento de alto nivel organizado por la Embajada brasileña en Buenos Aires, que contó con la participación del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

El encuentro formó parte de Agritalks, una serie de conferencias que la Cancillería brasileña viene realizando en diferentes embajadas del mundo con el objetivo de promover las buenas prácticas del sector agropecuario y discutir sus perspectivas, ante la creciente demanda mundial de alimentos sanos, nutritivos y producidos de manera sostenible.

El secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Juan José Bahillo; junto al embajador brasileño en Argentina, Reinaldo Salgado; y el representante del IICA en Argentina, Fernando Camargo, participaron en la apertura y el cierre del encuentro.

ARGENTINA Y BRASIL, UN DESTINO COMÚN.

“Argentina y Brasil somos dos países que tenemos un destino en común. Brasil es nuestro principal socio estratégico en comercio exterior y tenemos desafíos parecidos para potenciar nuestras cadenas agroalimentarias. En el último tiempo debimos incorporar nuevos paradigmas por la pandemia, que puso a prueba la capacidad de producir alimentos de esta región del mundo, y por el conflicto bélico en Europa, que agregó volatilidad e inestabilidad en los mercados”, dijo Bahillo.

El secretario enfatizó la necesidad de que los dos países, y toda la región, trabajen en conjunto. “Tenemos alta productividad -subrayó- con un bajo impacto ambiental y juntos proveemos un gran porcentaje de la proteína animal que se consume en el planeta. Nuestra producción es parte de la solución al drama de que existan en el mundo 800 millones de personas con hambre y 3.500 millones con una dieta inadecuada desde el punto de vista nutricional”.

Bahillo afirmó, además, que los países de América Latina no han sido los principales responsables del cambio climático y hoy son sus víctimas: “Estamos sufriendo las consecuencias de otros modelos productivos”.

Por su lado, el embajador Salgado señaló que las relaciones entre Brasil y Argentina están marcadas por la interdependencia de sus sectores productivos y la estrecha cooperación en sectores estratégicos como ciencia, tecnología e innovación.

La relación es esencial y estratégica; sirve a los intereses permanentes de los dos países. En el área agrícola, poseen un comercio bilateral, de 5.300 millones de dólares anuales”, agregó Salgado, quien consideró que el actual escenario de crisis en distintos países genera nuevos desafíos y oportunidades para naciones como Argentina y Brasil, que deben promover la sostenibilidad y promover una estrecha colaboración entre gobiernos y productores.

Fernando Camargo afirmó que sostenibilidad e innovación son “los dos conceptos claves que nos muestran el camino a seguir y el futuro del sector agropecuario en Argentina, Brasil y el resto de la región” y destacó que este tipo de conferencias aportan herramientas para afrontar los desafíos que enfrenta la producción alimentaria en un contexto de crisis y contribuyen a la búsqueda de soluciones.

LA RESILIENCIA DE LA AGRICULTURA EN LA REGIÓN.

En la actividad participó también el subsecretario de Coordinación Política de la Secretaría de Agricultura de Argentina, Ariel Martínez, quien recordó que, cuando comenzó la pandemia, existían serias dudas acerca de la capacidad de los países latinoamericanos para garantizar la seguridad alimentaria de sus propias poblaciones y para seguir exportando.

Sin embargo, “la producción de toda la región demostró una gran resiliencia en un momento de fuerte crisis global. Por eso decimos que nuestros sistemas pueden ser mejorados pero no transformados, ya que han demostrado que pueden dar respuestas”, dijo Martínez.

El funcionario dijo que los países de la región, con un importante respaldo del IICA, están logrando revertir una narrativa sobre la producción de alimentos en América Latina y el Caribe que resultaba fuertemente negativa.

Nuestros países -afirmó- no niegan la problemática del cambio climático; nuestros países lo padecen. Lo que nos preocupa es que sumemos un problema más al cambio climático, que podría ser la inseguridad alimentaria, por tratar de transformar sistemas agroalimentarios que han demostrado ser productivos y sostenibles”.

NO OBSTACULIZAR EL COMERCIO INTERNACIONAL DE ALIMENTOS.

Marcos Jank, del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri), puso el acento en la necesidad de garantizar que no existan obstáculos injustificados para el comercio internacional de alimentos.

Dijo que “el mundo quiere seguridad alimentaria, sostenibilidad ambiental, sanidad humana, animal y vegetal y alta calidad nutricional; eso no se logra con mercados cerrados, sino abiertos”.

Jank consideró que los últimos 30 meses fueron seguramente los más desafiantes de la historia para los sistemas agroalimentarios debido a la pandemia de Covid-19 y el impacto de la guerra en Europa del Este, con sus secuelas de aumento de precios y reducción de stocks. “A pesar de todo esto, Brasil va a exportar productos agropecuarios este año por un valor 50% más alto que en 2020. En temas de agricultura vemos una oportunidad como nunca antes. Y estamos seguros de que todas estas dificultades que el mundo vive se van a resolver con más comercio”, concluyó.

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